La Segunda Cristera en Los Altos de Jalisco

"La historia es una lucha entre los seguidores del único Rey de la creación y sus opositores comandados por Satanás y sus legiones. En ella los hombres son actores en favor de uno u otro".

domingo, 24 de enero de 2016

José Sánchez del Río será inscrito en el Libro de los Santos




Pablo J. Ginés  22 enero 2016

México tendrá un nuevo santo gracias al decreto del Papa Francisco que aprueba un milagro y pide la canonización del beato mártir José Sánchez del Río, muchacho de 14 años asesinado durante la Guerra Cristera (1926-1929).

Su historia se popularizó fuera de México por la película "For Greater Glory" (Cristiada) que recogía su ejecución. En 2015 se publicó en España su biografía "El Niño Testigo de Cristo Rey", notable porque el autor, el padre Luis Laureán conoció personalmente a los asesinos. Recuperamos el artículo de ReL al respecto.

***

De entre las historias de mártires mexicanos de la persecución de los años 20, probablemente la más estremecedora y que cada vez será más popular es la del adolescente José Sánchez del Río, ejecutado con torturas por las tropas gubernamentales cuando tenía 14 años. Su martirio es recogido de forma terrible -pero aún así suavizado- en la película de 2012 Cristiada (For Greater Glory).

El niño había insistido en sumarse a las fuerzas cristeras siempre por motivos religiosos. Convenció a su madre para que lo dejase marchar sólo cuando dijo: "Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora".

El 6 de febrero de 1928 las tropas del bando federal lo hicieron prisionero y lo encerraron en la sacristía de la iglesia local, la misma iglesia donde fue bautizado, donde creció en la fe.

Lo ejecutaron con torturas el 10 de febrero. La descripción muestra un ensañamiento fanático que parecería fantasía hagiográfica de no estar bien confirmado por muchos testigos. Por desgracia, abundó la crueldad, a veces meticulosa, en la persecución anticristiana mexicana de los años 20.



Los detalles de un martirio


En un país "democrático" en la época de la luz eléctrica y el motor de explosión se repetían torturas propias del bíblico Libro de los Macabeos, y por similares motivos: el poder del Estado buscando esclavizar la conciencia del individuo, que cuando no se doblega debe ser ejecutado con suplicios.

Al adolescente le cortaron las plantas de los pies para que sangrase.

Con los pies desollados y ensangrentados lo hicieron caminar por las calles de su ciudad, Sahuayo (Michoacán).



Durante el doloroso trayecto, el muchacho no dejó de gritar vivas a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe, llorando y rezando a la vez.


Le señalaron la tumba que había preparada para él, lo ahorcaron y acuchillaron mientras colgaba. Pero aún no estaba muerto.

Uno de sus verdugos, Rafael Gil Martínez "El Zamorano" lo bajó y le preguntó: "¿Qué quieres que le digamos a tus padres?" El muchacho respondió: "Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos".

A continuación "El Zamorano" le disparó en la sien y acabó con su tortura. Desde esa misma noche acordonaron el cementerio con tropas para asegurarse que la gente no se llevase reliquias del muchacho, que ya para todos era santo. Sería beatificado oficialmente con otros 11 mártires en 2005.

La historia en su contexto social y de fe


El núcleo de la ejecución es tan intenso, que puede hacer olvidar lo principal: quién era José, cómo era el mundo en el que vivía, y cuál era el amor a Dios que lo movió en su corta vida y en su muerte radical.

Eso se ha de narrar con fotos, con testimonios, recorriendo las calles, los lugares, hablando con los testigos, incluso hablando con el ejecutor, el que apretó el gatillo.


Y así lo ha hecho el sacerdote mexicano Luis Manuel Laureán, paisano del joven mártir, que da carne y vida al muchacho y su época en un libro apasionante y detallado de 174 páginas en Ediciones De Buena Tinta titulado El Niño Testigo de Cristo Rey.


 

Lo cotidiano y costumbrista, lo sobrenatural e incluso cierta mediocridad demoniaca se mezclan en esta historia. Investigando el Holocausto, Hanna Arendt se asombrababa de la "banalidad del mal", de descubrir que los verdugos de Auschwitz no eran monstruos hinchados de odio, sino aburridos funcionarios, gente vulgar, gris y cobarde sin mayor pasión, cumpliendo sus horarios y ordenanzas. El horror se hizo con "gente normal".


Poner rostro y alma al verdugo


En los iconos rusos de mártires los verdugos y torturadores no suelen tener rostro, sino una mancha negra. Son anónimos. El mal los usa como instrumento opaco: al final, toda la luz resplandece en el santo, en su rostro auténtico, el que se ve desde el Cielo.

Pero el caso es que el padre Laureán, autor del libro, no ve a "El Zamorano" como un verdugo anónimo. "Lo conocí en mi niñez y conversé con él en 1994; era mi vecino, barda de por medio. Le escuché alabar a los padres jesuitas por su formación y por los ejercicios espirituales que predicaban; se hizo muy amigo del padre Cuevas", explica en una nota.

"El Zamorano" tuvo buenas tierras y buen ganado, y siempre se negó a hablar de las ejecuciones, sólo a veces hablaba de alguna batalla que ganó con los federales. Intentaba ser aceptado por sus vecinos, celebraba la primera comunión de su hijo (una foto en el libro lo recoge)... pero todo el pueblo sabía que él mató al niño mártir.

Otro de los ejecutores, al que llamaban "La Aguada", también era conocido por el autor. "A mis once años lo vi liarse a tiros con un señor que apodaban el Barzón, en la calle Victoria, a tres calles de la plaza. Resultó herido en la ingle y su contrincante escapó ileso. En 1994 lo encontré ya muy desmejorado y pidiendo unos pesos de limosna", escribe Laureán.

Este "Aguada" y su esposa Sara hablaron de aquellos años en una larga entrevista en 1996, recogida por Alfredo Hernández Quesada, fundador del Museo Cristero, entrevista que el libro de Laureán recoge. "La Aguada" rebajaba su papel en la época: colgaba cristeros, sí, pero no violaba mujeres, eso lo hacían los otros compañeros. "Convirtieron los templos en burdeles. Ahí metían viejas, metíamos viejas y metíamos todo, y hacían... y de mí se burlaban porque yo no hacía, yo no quería hacer cosas..."

Pero la señora Sara sabía que su marido y sus tropas hicieron cosas horribles, y pensaba que quizá por ello todo les fue mal en la vida, y también a sus hijos, y la gente les ha señalado. "Yo digo: Dios mío, no eres vengativo pero sí eres justo", dice ella. Aguada reconoce que él tenía 20 años, robaba y acusaba de sus robos a los cristeros.


El arrepentimiento de los torturadores


Laureán explica, finalmente: "Casi todos los verdugos se arrepintieron. Al Zamorano se le veía en la iglesia. La Aguada se mostró dolido del mal que había hecho. A la pregunta de si participó en la muerte de José Sánchez del Río respondía con un silencio tenso y doloroso, que indicaba su astucia y tal vez su sincero arrepentimiento. En sus últimos años daba pena verlo, sus facultades mentales quedaron muy disminuidas. Algo semejante sucedió con la Pispirria, hermano de la Aguada, con los Gutiérrez o Borregos, con Eufemio la Chiscuaza, y el Malpola, al que algunos atribuyen las cortaduras en las plantas de los pies".

¿Y qué pasó con Picazo, que era el cacique de la región, el que mandaba y dirigía las atrocidades contra los cristeros?

Laureán considera que era un hombre valiente, pero a la vez soberbio y vengativo y nunca dio muestras de arrepentimiento, aunque costeaba el sostenimiento del convento de adoratrices donde tenía dos hermanas. Muchos le odiaban y fue asesinado de un disparo en 1931 en un litigio sobre tierras. Sus hijos dicen que un sacerdote acudió rápido y le ayudó a morir bien. 
Muchos consideran que fue obra de la intercesión celestial del beato José, que había sido ahijado suyo. Melecio Picazo, hijo del cacique, es sacerdote misionero del Espíritu Santo. Su esposa crió a los hijos en la fe y con buen corazón.


Sangre de mártires, semilla de cristianos


La cruel persecución anticristiana de los años 20, con miles de muertos, iglesias profanadas y una guerra civil por medio, no debilitó la fe de los católicos mexicanos. Por ejemplo, pese a un régimen oficial y militantemente laicista, en el periodo entre 1914 y 1945 el número de religiosas pasó de 1.480 a 8.123. En 1968, las religiosas en México ya eran 22.400.

Laureán muestra que los mártires, como el muchacho José Sánchez, fueron un incentivo para muchas vocaciones. "Yo tenía nueve años y me crucé con José Sánchez. Le pedí seguirlo en su camino, y viéndome tan pequeño me dijo: ´Tú harás cosas que yo no podré llegar a hacer´, y esto determinó mi entrada al sacerdocio", explica por ejemplo el padre Enrique Amezcua, fundador de los Operarios del Reino de Cristo.

Nota del blogger: me permití cambiar el título del artículo de 
Pablo J. Ginés, ya que hacía alusión al "primer santo de la guerra cristera" lo cuál no es exacto, ya que hay cerca de una treintena de mártires canonizados.

Fuente: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=/el-primer-santo-de-la-guerra-cristera-de-mexico-es-un-47300

lunes, 11 de enero de 2016

Sobre el video del papa del 6 de enero de 2016

 Colar el mosquito y tragarse el camello: sobre el video del Papa





Ante el reciente video lanzado el 6 de enero por el Centro Televisivo Vaticano (CTV) en conjunto con la Red Mundial de Oración del Papa[1], en donde se difunde la intención particular del Papa para este mes de enero, correspondiente al diálogo interreligioso, se ha visto varias reacciones muy distintas dentro del mundo católico, no ya fuera de él, en donde sencillamente no trascenderá más allá de un video bonito del Papa. El video muestra claramente la manifestación de fe de distintas personas pertenecientes a las religiones principales del mundo: budismo, judaísmo, islamismo y cristianismo. De fondo, las palabras del Papa explicando sus intenciones y al final la imagen – la mayor causa de la polémica – de los distintos símbolos de cada religión expuestos al mismo nivel. 


Análisis previo 

Antes de comentar ciertos detalles que han sido causa de discusión y hasta de confusión entre los católicos, quisiera dar mi apreciación personal sobre ciertas actitudes que por demás, me parecen fuera de lugar. 

A escasos minutos de haberme enterado de la existencia del video, ya tenía un montón de comentarios en mis redes sociales, con una turba incendiaria de católicos indignados con respecto al Papa, quien habría supuestamente atentado contra la doctrina de la Iglesia, y no faltó el atrevido, soberbio y desubicado, que osó en tildar al Papa de “hereje”, un adjetivo reservado para gente insensata que a lo largo de la historia ha causado males tremendos a la Iglesia, negando verdades de fe, promoviendo el error y la mentira o calumniando a Nuestro Señor o a Su Santísima Madre. ¡Así es! Hay quienes consideran que el Papa Francisco puede entrar en este calificativo. Dios los ampare. 

Por lo demás, es interesante como existe ya una fila definida de gente, consagrada a hacer de policías de la doctrina cual miembros del Tribunal del Santo Oficio. Y es que el asunto aquí no se trata de no defender la doctrina, sino de lo absurdo que suena “defender la doctrina” ante el Vicario de Cristo, el Patriarca Universal, el Siervo de los siervos de Dios… en fin, aquí lo que sobra no es “valentía” sino testarudez y soberbia. Lejos de profundizar el mensaje y la intención del Santo Padre, muchos enfocan todas sus energías en buscar el error o la ambigüedad en lo que dice o hace, examinan con lupa cada gesto, a ver si contradice algún punto o algún resquicio del Catecismo, y en esto, pierden de vista el fondo del gesto, el mensaje, y a fin de cuentas, lo que el Espíritu Santo – haciendo uso del Vicario de Cristo en su frágil persona – quiere transmitir a la Iglesia y al mundo. 

“¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!”[2]

Así se dirigía Jesús a los fariseos, que pagaban el diezmo hasta de las hierbas aromáticas pero eran incapaces de practicar la misericordia. De más está explicar, cómo se relaciona esto con respecto a aquellos que quieren buscarle la quinta pata a lo que dice el Papa. 

“(…) Todos somos hijos de Dios” 

Esta ha sido la frase que más polémica ha causado, ciertamente porque la afirmación que ha hecho el Papa en el video puede interpretarse de muchas maneras, y por supuesto, para quienes les conviene que la vida sea sin exigencias y la religión se ajuste a sus caprichos, ésta frase podría venirles como anillo al dedo, para decir que “sin importar la religión” somos hijos de Dios, cayendo en una especie de sincretismo religioso. Sin embargo, la frase propiamente debe ser entendida en su contexto. 
- ¿De qué se trata el video? 
- ¡De las intención del Papa para este mes de enero! 
- ¿Y cuál es esa intención? 
- El diálogo entre las distintas religiones y el trabajo por la paz y la justicia. 

¡Bien! Entonces, si el video está dirigido a la intención de un diálogo interreligioso, es más que obvio que no es adecuado ni atinado utilizar palabras estrictamente doctrinales que a su vez sean automáticamente excluyentes al diálogo que se busca. Es decir, ¿de qué serviría el video, buscando el diálogo entre religiones, si hace explícitas las diferencias? 

Es verdad, desde el punto de vista doctrinal NO TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS, pues somos hijos de Dios sólo y únicamente aquellos que hemos sido bautizados, que a través del Sacramento de la iniciación cristiana, pasamos a formar parte de la promesa de Cristo, de la Nueva Alianza. 

“(…) es decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que los hijos de la promesa se cuentan como descendencia”[3]

Sin embargo, es posible hacer uso del término “todos somos hijos de Dios” desde un punto de vista genérico, por cuanto todos hemos salido de la mano de Dios, y no por estoel Papa se ha querido bancar el Sacramento del Bautismo ni mucho menos. Sólo basta tener dos dedos de frente para comprender la intención del Papa, pero aun así, hay gente sembrando discordia y división, fomentando comentarios negativos hacia el Santo Padre y echando a perder por completo el mensaje de fondo que ha querido transmitir el Papa, y por el cual nos ha pedido hacer oración. 

La imagen del Niño Jesús 

Al final del video, se muestra al Niño Jesús equiparado – por así decirlo – a objetos simbólicos de las otras religiones, ciertamente tratando de evidenciar lo que se busca con el diálogo, no una mezcla de creencias, sino un verdadero compartir que nos acerque de a poco. Como en algún momento lo indiqué en una pregunta de la red social Ask, aquí no se trata de mezclar la doctrina de la Iglesia con otras religiones, pues eso no es ecumenismo, sino que se busca a través del diálogo, el acercamiento de las otras religiones hacia la verdad de la Iglesia de Cristo, el Único Dios verdadero. Pero, ¿cómo habrá de hacerse este diálogo, si no se comienza por los puntos en común? ¿Qué diálogo podrá darse si – como a muchos inquisidores les gustaría – el Papa empieza a despotricar contra las otras religiones, o hace explícitos los puntos que nos separan – que ya los conocemos de memoria –, y luego plantea que busquemos la unión? 

Seguramente en los próximos días, o eso espero, el Vaticano hará algún pronunciamiento al respecto, pero indistintamente de lo que se diga (o si por último no hay pronunciamiento alguno), no comprendo por qué habría de suscitarse tanta confusión. Es interesante, pues quienes generan mayor polémica y división, son justamente los que figuran como letrados, pues por lo demás – y lo he comprobado en varias conversaciones – las almas sencillas y de corazón humilde, no se han hecho problema en absoluto, y han comprendido sin obstáculos lo que ha querido decir el Papa. Ni han pensado que el Papa ha negado el valor del Bautismo, ni que esté promoviendo algún tipo de sincretismo y mucho menos se atreverían a pensar que está “traicionando” la doctrina de la Iglesia. Sencillamente ven al Vicario de Cristo, buscando desesperadamente la paz, en medio de una sociedad que cada vez se torna más caótica por las situaciones de guerra e injusticia. 

Conclusión 

Se de muchos – y me incluyo – que gustamos de las disertaciones teológicas mientras nos tomamos un café, y probablemente en ese contexto conversemos sobre lo que dijo el Papa y sobre tal o cual gesto o forma… discutiremos de “lo que yo hubiese querido que diga el Papa” o de “cómo me hubiese gustado que lo diga”, pero al final del día, iremos a misa, pediremos al Señor que se acuerde de Su Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa Francisco, con nuestro Obispo Luis Gerardo (obispo de mi ciudad) y todos los pastores que cuidan de Su pueblo, nos lleve a la perfección por la caridad, y al finalizar nuestros rosarios, rezaremos un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria por las intenciones del Papa… ¿por qué? ¡Porque es el Papa! 

Verdaderamente espero que este Año de la Misericordia nos ayude a experimentar el perdón de Dios, pero sobre todo, que fruto de ese perdón, pueda nacer la verdadera caridad que nos permite ver el mundo con los ojos de Cristo. De esa manera, dejaremos de perder el tiempo en discusiones inútiles y empezaremos a trabajar seriamente por el Reino de Dios y su justicia perfecta. 

¡Dios los bendiga! 


El Patio de los Gentiles  10 enero 2016 



[1] Aquí el video: http://thepopevideo.org/es.html 

[2] Mt. 23, 24 

[3] Rom. 9, 8