Cuando comenzó la persecución religiosa quiso unirse a los cristeros para defender la fe; pidió varias veces permiso hasta que por fin fue recibido. En febrero de 1928 --yo tenía siete años, casi ocho-- estaba en Sahuayo cuando supimos que José Luis había sido apresado y que lo habían encerrado en el bautisterio de la parroquia.
Una ventana daba a la calle y desde allí le escuchábamos cantar «Al Cielo, al Cielo, al Cielo quiero ir» mientras esperaba su sentencia. Los federales estaban usando la parroquia como cárcel y también como corral. Rafael Picazo, quien dominaba el pueblo de Sahuayo, ponía como condición para liberarlo que delante de él y sus soldados renegara de su fe.
Todos lo supimos y estábamos muy preocupados y en un estado de emoción y de tristeza tremendo. Sus amigos nos reuníamos para rezar por él. Llorábamos mucho, pidiendo a la santísima Virgen que no lo fueran a matar, pero al mismo tiempo que no abjurara de su fe. De hecho, José Luis no quería saber nada de esto.
Y al cabo de dos días, por la tarde, supimos que lo habían llevado al mesón del Refugio. Aquella noche le cortaron las plantas de los pies y le obligaron a caminar descalzo hasta el cementerio, que se encontraba a varias cuadras de distancia. Nosotros --algunos pocos parientes, amigos, conocidos del pueblo-- lo seguíamos desde lejos. Recuerdo las manchas de sangre que dejaban sus pasos, él iba con las manos atadas a la espalda y recuerdo a los federales empujándole, insultándole y exigiéndole que dejara de gritar «¡Viva Cristo Rey!». Y su respuesta, siempre fue el grito: «¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!». A nosotros sólo nos permitieron llegar hasta la tapia del cementerio. Lo colocaron junto a la fosa. Dicen que lo apuñalaron varias veces y que le seguían insistiendo que abjurara de su fe y él respondía: «¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!». Su papá no estaba con nosotros, no estaba allí presente. Y le preguntaron burlonamente: «¿Qué mandas decir a tu padre?». Contestó: «que nos veremos en el cielo».
Por fin le dispararon en la sien. Yo escuché el disparo que terminó con su vida. Puede usted imaginarse la impresión profunda que este hecho dejó en nosotros, especialmente en los niños. Tengo un recuerdo muy hermoso, entrañable, de este amigo mío que dio su vida por Cristo, ha sido siempre para mí un testimonio de lo que significa el auténtico amor a Cristo. También lo recuerdo con algo de nostalgia, porque yo le decía a Nuestro Señor: «¿Por qué a él lo escogiste para mártir y a mí me has dejado........
by Corazon Cristero MMXV
Misa de Acción de Gracias por el Cierre del Proceso Diocesano de Canonización del beato José Sánchez del Rio
El pasado domingo 8 de Febrero miles de fieles Sahuayenses, de nuestra Diócesis y de diferentes partes del País y hasta del extranjero, nos unimos a nuestros Obispos y Sacerdotes para dar gracias a Dios por el fin del Proceso Diocesano de Canonización de Joselito. El terreno donado para el templo estaba de fiesta, las personas aclamaban a Cristo Rey y a Santa María de Guadalupe, mostraban la fidelidad a su Iglesia y a sus Pastores. Más de 600 caballos llegaron desde Cotija en la Cabalgata. Sin duda la Fe Sahuayense se demostró una vez más. Esperamos la respuesta del Vaticano para pronto ver a Joselito entre el Canon de los Santos de la Iglesia Universal; photo by Monica Villaseñor Sánchez Parroquia Santiago Apóstol Sahuayo.
Material reproducido totalmente de la página hermana de facebook: Corazón Cristero
¡Viva Cristo Rey!
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