La Segunda Cristera en Los Altos de Jalisco

"La historia es una lucha entre los seguidores del único Rey de la creación y sus opositores comandados por Satanás y sus legiones. En ella los hombres son actores en favor de uno u otro".

sábado, 23 de mayo de 2015

¿Es posible tanto amor por los enemigos?




Jamal Rahman (segundo de izquierda a derecha) musulmán que murió junto a sus compañeros


Jorge E. Traslosheros | 2 de mayo de 2015

El martirio de los cristianos en Medio Oriente y África nos conmueve. Forman comunidades que vienen de tiempos apostólicos y están atrapadas entre los engranes de una gran maquinaria política, cuyos intereses no alcanzamos a vislumbrar. Quienes la manejan pecan de acción y de omisión. Unos, porque son los verdugos; otros, porque voltean el rostro para hacer cálculos ajenos a la dignidad de las personas.

Las noticias son escasas en proporción a la tragedia y, lo más grave, suelen ocultar que las víctimas son cristianas. Este silencio las despoja de la identidad que da sentido a su muerte. ¿Podríamos imaginar el martirio de Monseñor Romero desprendido de su fe? Son ellos quienes llenan de sentido sus propias vidas por el martirio y, al hacerlo, hacen posible la esperanza de las comunidades que les sobreviven, familiares y amigos que cargarán con el dolor y las privaciones derivadas de su partida. Quienes callan o disimulan a sabiendas pecan gravemente contra la justicia.

Poco a poco, en virtud de los distintos agentes pastorales que ahí viven o acuden para ayudar y consolar, empezamos a conocer el testimonio de las personas que forman aquellas iglesias. Sabemos que su humanidad se encuentra gravemente comprometida, que sus sentimientos brotan a la superficie como burbujas de agua hirviente. ¿Quién podría evadir el temor, la rabia y el resentimiento en semejantes circunstancias?

Y sin embargo, sin negar un punto su condición, han decidido emprender el doloroso y difícil camino del perdón. Lo hacen por la cruz de Cristo en quien creen y por el cual enfrentan las adversidades. ¿Cómo es posible que al martirio del dolor, la supervivencia y la agresión injusta, le siga la escarpada pendiente del perdón, remontada con oraciones para quienes les clavan el puñal en el corazón, les matan a sus seres queridos y asesinan su milenaria cultura?

Sabemos del testimonio de numerosos cristianos, que han muerto entonando himnos de alabanza a Dios, rezando, con rostros serenos, pletóricos de dignidad, así como los jóvenes kenianos, etíopes, egipcios quienes murieron alabando a Cristo en compañía de sus amigos. También nos enteramos que, entre los etíopes asesinados por el Estado Islámico, se encontraba un musulmán de nombre Jamal Rahman, ejecutado por negarse a abandonar a sus amigos cristianos. Sus verdugos quisieron justificarse aduciendo su conversión. Patrañas. Jamal murió musulmán y así dignificó a sus amigos y a su fe. Un hombre sencillo, justo entre los justos. El martirio de tantos nos provoca, nos cuestiona, nos mueve las entrañas a la misericordia.

Quedo vencido. ¿Es posible tanto amor por los enemigos? Acaricio la superficie del misterio. Sólo en la Cruz se torna posible, incluso razonable, semejante amor. Por la Cruz se puede comprender su grandeza prescindiendo incluso de la revelación. Es verdad. Somos testigos. Cuando Jesús fue elevado en el árbol de la cruz atrajo hacia él a hombres y mujeres de todas las naciones. Empiezo a comprender, entre brumas, en virtud de la sangre de mis hermanos, que eso incluye también a muchos que no creen en Cristo; pero que sí respetan su cruz y a cuantos mueren abrazados a ella.

La cruz es un misterio al cual debemos aproximarnos desde el silencio reverencial. Sólo por la contemplación de la víctima inocente podremos crear una sociedad como Dios manda o, si usted prefiere, conforme a las razones de la justicia que siempre empalman con la misericordia.



jorge.traslosheros@cisav.org
Twitter: @jtraslos



Fuente: http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=259518



sábado, 9 de mayo de 2015

Mapa de cristianos perseguidos en el siglo XXI


Cifras muy dolorosas, semillas de santidad



Javier Ordobás

Parece que los humanos no acabamos de extraer toda la experiencia que nos da nuestra propia historia. Nunca hubiéramos pensado que se volviera a repetir lo que vivieron los primeros cristianos, o las guerras entre religiones, o la matanza racista-religiosa de la segunda guerra mundial pero, nos encontramos, cuando más cerca nos creíamos de la paz y con un altísimo desarrollo de civilización, en plena explosión de cruel persecución religiosa.

Es necesario que la sociedad esté informada, que los cristianos no ignoremos la envergadura del problema pero, no para “echar leña al fuego”, ni para provocar reacciones que eleven el nivel de violencia, sino para responder cristianamente, que incluye fortaleza, dignidad y exigencia. El Papa Francisco está liderando esa reacción universal.

Todos esos cristianos actualmente perseguidos y martirizados deben ser para nosotros un revulsivo contra nuestra comodidad y mediocridad.

De un estudio realizado por Javier Rupérez, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, extraemos los siguientes datos que nos describen un mapa sorprendente y difícil de mantener actualizado, por la vitalidad y actualidad del problema.

Los números de las víctimas

Cuando se contempla el mapamundi y en él se sitúan las zonas coloreadas que corresponden a la intolerancia practicada contra los cristianos, nos encontramos con un panorama abrumador: gran parte del África subsahariana, toda la costa mediterránea de ese continente, el Oriente Medio, el Golfo Pérsico y todo el continente asiático hasta las mismas orillas rusas y chinas del Pacífico están poblados por países y sociedades en los que en diversa pero confirmada medida, el cristianismo sufre acoso.

No es en absoluto exagerado afirmar lo que tantos ahora, en el cristianismo y fuera de él, piensan y a veces dicen: los cristianos en el mundo, más que ninguna otra comunidad religiosa, constituyen hoy en día un grupo perseguido y amenazado, urgentemente necesitado de protección y ayuda.


“La Cristiandad hoy en día, a diferencia de hace un siglo, es una religión global”.


En total la población cristiana del mundo alcanza los 2,18 mil millones de habitantes, que representa casi un tercio de los 6,9 mil millones de la población total. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16,15-20).

Es posible que el mayor número de víctimas producidas por la intolerancia religiosa provenga, sobre todo, de las producidas por musulmanes sobre otros musulmanes, en la permanente y sangrienta pendencia entre chiítas y suníes.

Sin olvidar las que las minorías musulmanas en Rusia o en China sufren a manos de los correspondientes gobiernos, los bahais a manos del chiísmo iraní, los tibetanos del comunismo chino o los judíos allí donde pervive el antisemitismo.

La lista es larga y conduce a una conclusión inevitable: por desgracia la intolerancia religiosa condiciona todavía los comportamientos de importantes sectores gubernamentales y sociales de la población universal.

Según Open Doors, una organización americana protestante dedicada al seguimiento de las persecuciones de los cristianos en el mundo y a la difusión global de la Biblia, en la actualidad el 75% de la población mundial estaría viviendo en países con serias restricciones al ejercicio de la libertad religiosa y cien millones de cristianos, que equivaldrían a un poco menos del 5% del total, sufrirían persecución en más de sesenta países.

Esos datos coinciden en lo esencial con los publicados en el detallado estudio del Pew Research Center sobre restricciones globales a la religión correspondiente al año 2011.

La International Society for Human Rights, una ONG domiciliada en Fráncfort, Alemania, estima que el 80% de la discriminación religiosa que actualmente tiene lugar en el mundo está dirigida contra los cristianos.

Y de acuerdo con el Center for the Study of Global Christianity del Gordon Conwell Theological Seminary, una institución evangélica situada en South Hamilton, Massachusetts, más de 100.000 cristianos han sido asesinados cada año de los trascurridos entre 2000 y 2011, lo que supondría la muerte de once cristianos cada hora durante ese periodo.

La evidencia empírica disponible, aun con sus imperfecciones, abona la convicción de que los cristianos están sufriendo hoy una persecución insidiosa en una buena parte del mundo, constante y en muchos casos letal.

Y Open Doors en su lista de los 50 países del mundo que en 2012 atentaron específicamente contra los ciudadanos pertenecientes a confesiones cristianas, ofrece cuatro categorías:

“Persecución extremada”: Corea del Norte, Arabia Saudita, Afganistán, Irak, Somalia, Maldivas, Mali, Irán, Yemen, Eritrea, Siria.

“Persecución severa”: Sudán, Nigeria, Pakistán, Etiopía, Uzbekistán, Libia, Laos, Turkmenistán, Qatar, Vietnam, Omán, Mauritania.

“Persecución moderada”: Uganda, Kazajistán, Kirguistán, Níger, Tanzania, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Brunei, Bután, Argelia, Túnez, la India, Myanmar, Kuwait, Jordania, Bahréin, Territorios Palestinos, China, Azerbaiyán, Marruecos, Kenia, Comoras, Malasia.

“Persecución escasa”: Yibuti, Tayikistán, Indonesia, Colombia.

El mismo autor hace la recomendación de que las distintas confesiones religiosas realicen denuncias conjuntas ante distintos organismos nacionales e internacionales y que lo hagan con fuerza y sin complejos, buscando de manera inmediata la solidaridad de todas las confesiones cristianas, todas igualmente amenazadas, en la consecución de un mensaje poderoso y común. 

Esa renovación ecuménica bien se podría ver acompañada con la presencia de confesiones no cristianas potencialmente amenazadas por las mismas persecuciones. Denuncia profética ante los que practican la persecución, los que la alientan, los que la permiten o los que la comprenden.

Porque los cristianos están sufriendo y muriendo en muchas partes del mundo. Y con ellos la libertad. 

El silencio, como bien decía David Harris, no es remedio.

Y como predicaba el pastor protestante alemán Martin Niemoller:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas, y no dije nada porque no era comunista.Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque yo no era judío.Luego vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era sindicalista.Luego vinieron por los católicos, y no dije nada porque yo era protestante.Luego vinieron por mí, pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada.”


Fuente: http://www.aleteia.org/es/religion/noticias/mapa-de-cristianos-perseguidos-en-el-siglo-xxi-5810481608523776?

sábado, 2 de mayo de 2015

Patriarcas agradecen a los mártires sirios: con su fidelidad callaron a sus verdugos




25 de abril de 2015

La sangre de los mártires sirios es un bálsamo para los cristianos, afirmaron los Patriarcados de Antioquía, de la Iglesia Ortodoxa y Siriana Ortodoxa, pues con su fidelidad a Cristo acallaron a los verdugos que esperaban oírlos traicionar, retractarse y rendirse a la intimidación.

Los patriarcas emitieron una declaración al cumplirse el 22 de abril dos años del secuestro de los arzobispos de Alepo, Mons. Pablo (Yazigi) y Mons. Juan (Brahim), de quienes aún no se tienen noticias.


«A nuestros hermanos de la palabra, a nuestros hijos de Alepo, en quienes hemos sembrado la semilla de la verdad, del sacrificio y del servicio: ¡La siembra ha crecido! Estamos orgullosos de sus frutos. Su paciencia fortalece la nuestra y la premia. ¿Por qué no, si ustedes son nuestra corona de gloria y de regocijo en el juicio de la Buena Nueva?», expresó el comunicado, publicado días después de los intensos bombardeos que grupos rebeldes musulmanes lanzaron contra los barrios cristianos y que han dejado cientos de heridos y un número indeterminado de muertos.


Los patriarcas denunciaron que Medio Oriente, donde el Estado Islámico (ISIS) y otros grupos musulmanes asesinan cristianos y yazidíes, «se ha vuelto un campo abierto a todo mal», se apuesta a destrozar la vida y a «caricaturizar a Dios en sus religiones». «Lo justo triunfa en la tierra gracias al socorro del Cielo, pero nunca apelando al nombre de Dios para ‘esclavizarlo’ a nuestros caprichos y a nuestras pasiones».


En ese sentido, se dirigieron a los cristianos que sufren la persecución religiosa. «Ya algunos se llevaron el honor de ser mártires o confesores; otros viven una esperanza sin precedente, relegados a la miseria inhumana. Todos callaron la boca de los que apuestan en su traición, retractación y sumisión a la debilidad, la persuasión o la intimidación».


«Su sangre, ya sea la que fue derramada o la que palpita en sus venas, es un bálsamo para sus familias y hermanos, y es también el sello de triunfo en el juicio de la inmortalidad», afirmaron.
En su declaración, los patriarcas recordaron la esperanza cristiana en la resurrección de los muertos y afirmaron que «nuestra vocación es permanecer en el Oriente al cual pertenecemos y del cual somos», dando testimonio de la fe. «El Dios único jamás es, para nosotros, tema de conflicto, ni causa de división con nadie. Hemos aprendido a llamarlo ‘Padre nuestro’, por lo tanto, para nosotros, todos son ‘hermanos’», señalaron.


Por ello, advirtieron que «no es posible que se convierta en falso testigo un creyente, e incluso el no creyente, sea en el Oriente o fuera de él, debido a su silencio, indiferencia, miedo o pseudo-neutralidad. Con ustedes, levantamos la bandera de la hermandad y con ella cortamos la raíz de los falsos testigos en el juicio del hombre y de la religión».


Finalmente, los patriarcas sirios alentaron a los cristianos a seguir fieles a Jesús y les aseguraron su oración por todos, la que elevamos a quien se debe la gloria, la adoración y el reino, por los siglos.







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