Jorge Pérez Uribe
Que se avecinan nuevos días de lucha y persecución como en los tiempos de la Cristiada es un hecho. Estamos ya en los últimos tiempos y al decir de la hermana Lucía serán tiempos de lucha por la vida, el matrimonio y la familia.
Que se avecinan nuevos días de lucha y persecución como en los tiempos de la Cristiada es un hecho. Estamos ya en los últimos tiempos y al decir de la hermana Lucía serán tiempos de lucha por la vida, el matrimonio y la familia.
Si bien en Europa, la legislación antifamilia impera ya en la mayoría de la naciones. Hay algunas que recalcan su carácter católico en las leyes y otras en las manifestaciones y veladas de oración públicas, el principal ejemplo de ello es Francia y hoy sabemos de la gran manifestación efectuada en Italia.
En nuestros países hispanoamericanos, los movimientos abortistas y LGBT apoyados por la masonería, son la punta de lanza de esta nueva confrontación que velozmente busca avanzar, imponiendo el aborto, la renta de úteros, las bodas –no matrimonio- gays y la adopción de niños por estas parejas.
Desafortunadamente en el caso de México, la población católica y conservadora de las buenas costumbres, tiende mucho a quejarse de la situación, pero a la hora de actuar, le gana la flojera, la indolencia o la cobardía.
En nuestros días han existido obispos valientes a toda prueba como el finado Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo –asesinado el 24 de mayo de 1993-, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez que ha sufrido atentados de envenenamiento, y de intentos de mandarlo a la cárcel, como el que hizo Marcelo Ebrard cuando era Jefe de Gobierno de la capital. En tanto hay otros obispos de triste memoria que tienden a encerrarse en sus palacios obispales y a ser “príncipes de aeropuerto” como ha mencionado el Papa Francisco, sobre esos obispos que se la pasan viajando para bautizar, casar, bendecir, etc., a personajes de éxito, y en congresos congresos, olvidando a su grey.
La preocupación de los que formamos el Pueblo de Dios, es que los buenos pastores son ya personas de muy avanzada edad.
Pero está apareciendo una nueva generación de pastores y así hemos visto al obispo de Cuernavaca, monseñor Ramón Castro Castro y al obispo de Tlaxcala, monseñor Francisco Moreno Barrón, encabezar en sus diócesis marchas por la vida y por la paz.
“La postura oficial de la Iglesia, respetuosos de las instituciones de nuestro país, y de las diversas formas de sentir, pensar y vivir, reiteramos nuestra convicción basada en razones científicas, antropológicas, sociales y religiosas, de que la Biblia, cédula de la sociedad, se fundan en matrimonio un hombre y una mujer, como consta en la tradición jurídica milenaria de occidente, tradición de 2 mil años; es la unión de un hombre y una mujer que quieren procrear. Definitivamente es un parteaguas y no todo mundo va a estar de acuerdo y la Iglesia no está de acuerdo con esta definición”
Dijo que al estar en contra de lo que ellos llaman una “verdadera aberración”, nadie los puede obligar a casar a hombres con hombres o mujeres con mujeres, porque esa acción no la contempla la Iglesia católica y es una ley terrenal.
“Sabemos que podemos ir a la cárcel, si alguna pareja decide casarse por el civil, pero nosotros no le daremos la bendición; esta ley no puede obligar a la Iglesia, la Iglesia no puede ir contra sus principios y de hecho vendrán a la Iglesia solamente quienes compartan nuestros principios. No se puede obligar a una institución como esta Iglesia a ir contra sus principios. Que la Suprema Corte meta a la cárcel a los obispos y a los sacerdotes, a quien quiera, pero la Iglesia no puede ir contra la ley de nuestro Señor Jesucristo”, aclaró.
Fue nombrado por S.S. Benedicto XVI Obispo de Nuevo Laredo el 08 de octubre de 2008.
En el cuatrienio 2011-2015 fue miembro del Departamento de Justicia y Solidaridad de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM).
Recientemente (14 de mayo de 2015) ha sido nombrado Presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM).
El Santo Padre Francisco lo nombró Arzobispo Metropolitano de Yucatán, el 1 de junio de 2015, cargo que ejercerá a partir del 29 de julio.
¡Viva Cristo Rey!
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