La Segunda Cristera en Los Altos de Jalisco

"La historia es una lucha entre los seguidores del único Rey de la creación y sus opositores comandados por Satanás y sus legiones. En ella los hombres son actores en favor de uno u otro".

sábado, 28 de marzo de 2015

«Occidente asiste a su final; en el horizonte, la bandera negra del Califato»



Tumba del profeta Jonás

Monseñor Luigi Negri

En Mosul, los terroristas de Estado Islámico picaron estatuas y bajorrelieves antiguos y los destruyeron con un martillo neumático, volaron lugares de culto, quemaron libros robados de las bibliotecas y destruyeron parte de las murallas de Nínive, la antigua capital asiria en la periferia de la ciudad. Ellos mismos grabaron las imágenes y las difundieron, dando lugar a una toma de posición del arzobispo de Ferrara-Comacchio (Italia), Luigi Negri, que ha adquirido gran notoriedad y ha sido traducida a diversos idiomas. Por su interés reproducimos íntegro su artículo en ReL.]



El final de la civilización occidental en el Museo de Mosul



Es mi deseo que los medios tecnológicos de que dispone nuestra sociedad -y de los que a menudo se abusa- conserven vivamente, también para las próximas generaciones, la imagen de la tremenda barbarie a la que hemos asistido, como si se tratara de una transmisión en directo desde cualquier parte del mundo: la ira, más demencial que bárbara, hacia las expresiones artísticas de uno de los grandes momentos de la cultura universal y que habían pasado con devoción y respeto de una generación a la otra, de una cultura a la otra, de una civilización a la otra. Porque la cultura y la civilización no son excluyentes, como lo es en cambio la horrenda ideología, también religiosa. La cultura y la civilización son inclusivas y saben, por consiguiente, incorporar también realidades históricas y culturales que no han nacido en las limitaciones del propio ámbito, de las que al contrario se enriquecen.





Es lo que precisamente se les ocurrió a esos pocos hombres de cultura que aún existen en esta débil sociedad, la gran tradición católica que durante siglos supo acoger las expresiones de la cultura clásica, griega y romana, y más adelante de otras tradiciones, incluidas las de Extremo Oriente.

Basta pensar, por ejemplo, en el cuidado apasionado con el que las corrientes benedictinas primero, y las cistercienses después, acogieron, custodiaron, copiaron, volvieron a copiar y comentaron los documentos de la tradición clásica. Y este movimiento de acogida y profundización generó la gran cultura de los monasterios, de los conventos y de las grandes universidades, como nos ha enseñado de manera insuperable el gran padre Chenu y en Italia el renombrado don Inos Biffi.

Esta capacidad de acogida, de respeto, de profundización ha sido pulverizada. La expresión más indecente es la destrucción del distinto. En realidad, también nosotros europeos hemos experimentado esto. Tenemos ante nuestros ojos la destrucción de las tradiciones precedentes llevada a cabo, por ejemplo, por esa Revolución francesa que el laicismo europeo aún considera un punto de partida insuperable. Y desgraciadamente no sólo los laicistas, sino también una cierta parte del mundo católico considera la Revolución francesa un hecho positivo insuperable.
Occidente ha asistido anticipadamente a su final. En la tragedia que se ha consumado en ese bellísimo museo de Mosul, donde se custodiaban obras maestras del gran arte, la gran cultura, Occidente ha visto la muerte de su propia civilización, evocada de manera inigualable por Benedicto XVI en su incomprendido discurso de Ratisbona. La gran civilización occidental es una civilización en la que la variedad de formas de vida, de pensamiento, de costumbres han sabido, y saben, encontrarse, conocerse, valorizarse, combatirse cuando es necesario, pero todo por una novedad de vida humana e histórica que es el signo de la civilización.

Todo esto, guste o no, se está acabando, si no lo ha hecho ya. El horizonte está marcado por la bandera negra del Califato, bajo la cual yacen la libertad de conciencia y de corazón, la libertad física, la libertad de vivir dignamente y de profesar las propias convicciones de manera libre y responsable.

La masacre, las atrocidades, se han convertido en algo normal en el imaginario del hombre occidental. Lee sobre ellas superficialmente en los periódicos o en las redes sociales, mira distraídamente las imágenes en la televisión mientras cena tranquilamente, como si fueran acontecimientos de otro mundo.


La civilización se ha acabado. Un sociedad moribunda no tiene ni siquiera la capacidad de una auténtica revisión crítica de la propia vida. Y si la tuviera, sería necesario que emergieran todos lo que, consciente o inconscientemente, han preparado y siguen preparando, en las formas más distintas, este final: todos los que han perseguido al diálogo más allá de todo límite; todos lo que, en el fondo, tienen más miedo de la fe cristiana que de la barbarie de la ideología islamista. Pero tal vez esta responsabilidad es, sobre todo, de quienes han apostatado de Cristo. Y apostatando de Cristo han apostatado de ellos mismos. Y como el hombre está siempre estrechamente vinculado a una sociedad, apostatando de ellos mismos han destruido la civilización.



Artículo publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.

Traducción de Helena Faccia Serrano.




sábado, 21 de marzo de 2015

Memorial cristero: 21 de marzo de 1927


21 de marzo: un día como hoy, en Sahuayo Michoacán, México



El hecho acaeció en el atrio de la Parroquia de Santiago Apóstol. El 21 de Marzo de 1927, fue la memorable fecha en que cayeron fusilados 27 mártires cristeros. La ejecución la ordenó el General S. González. El pueblo estaba conmocionado hasta lo más hondo de su ser.

En la cueva del Moral, cercana a Cotija, se desarrolló el último combate en que fueron acorralados. El coronel Aguayo, les cayó con su gente el 19 de Marzo de 1927; como a las 2 de la tarde empezó el tiroteo, durando toda la noche y, como a las 6 de la tarde del siguiente día, fueron obligados a salir de la cueva con humo de chile y hierbas. Al día siguiente fueron conducidos a Cotija desarmados. Allí los amarraron de dos en dos y los llevaron a pie, hasta Jiquilpan; Habiéndolos tenido una noche en el calabozo para después llevarlos a Sahuayo a la mañana siguiente. Los encerraron en el bautisterio; como a las 11 de la mañana y 1 de la tarde, empezaron a fusilarlos según el orden de la lista que tenían a mano.

Una vez asesinados, los formaron en hileras en el suelo y los retrataron con el Jefe Cristero que habían dejado vivo, David Galván y otros dos muchachos que no fusilaron por su corta edad entre quienes estaba el narrador del suceso Claudio Becerra. Los tres fueron llevados a Zamora, donde fusilaron al Jefe pero al día siguiente los dos muchachos fueron sacados a declarar y de allí los mandaron presos a México.

Más Sahuayo no ha olvidado ese 21 de Marzo, mes en que se inicia la primavera, mes en que se empieza la germinación de las flores y en que la tierra empieza a revestirse de alegría. Esa tarde como en una paradoja, aparecieron las nubes que habían de ser personajes importantes ante el drama que estaban presenciando. Una vez caídos los 27 cuerpos sin vida, la lluvia caía y caía sobre sus rostros que estaban de frente hacia los cielos. El viento soplaba y lluvia y viento escribían uno de los poemas más conmovedores ante aquel holocausto que se acababa de realizar. El agua se acumulaba en torno de los mártires y escurría por la puerta que desemboca a la calle Morelos, para que en forma lenta, pero pertinaz, avanzara por aquella calleja de piedras desiguales, oscuras, misteriosas; calleja estrecha que en aquel tiempo no tenía nombre, que después se llamó Dante, y hoy lleva el nombre del gran pintor sahuayense Luis Sahagún.
La predicción de Jacobita Zepeda de que había visto correr un río de sangre por las calles de Sahuayo, era un hecho innegable: La sangre de 27 valientes fluía llevada por la lluvia y las flores de una Jacaranda que se hallaba enfrente de la Parroquia, fueron cubriendo los 27 cuerpos de los 27 mártires Cristeros inmolados en Sahuayo.

Sus restos descansan en las catacumbas de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Sahuayo, al lado de donde estuvieron los restos de Joselito por más de 50 años.

Fotografía original de la matanza de los 27 valientes retratados con el Jefe Cristero y los 2 jóvenes, en el atrio de Santiago Apóstol.

Photo by Corazon Cristero 2015


¡Viva Cristo Rey!


Fuente: https://www.facebook.com/martires.2000/photos/np.160550333.100000219535531/889177507788383/?type=1&notif_t=notify_me

lunes, 9 de marzo de 2015

San Milad Saber y sus veinte compañeros


Su historia es la misma que narran las Actas de los Mártires de los primeros siglos. Asesinados por la espada del islam por puro odio a su fe cristiana






por Sandro Magister



ROMA, 2 de marzo de 2015 – Se negaron a adorar a los falsos dioses, permanecieron fuertes en la fe de su bautismo, fueron decapitados mientras invocaban el nombre de Jesús.

Los veintiún egipcios asesinados en Libia por las milicias del califato islámico han entrado inmediatamente a formar parte del grupo de los santos. El patriarca de la Iglesia copta Tawadros II ha establecido que su memoria se inscriba en el Synaxarium, el martirologio de la Iglesia copta, y que sean recordados y venerados cada octavo día del mes de Amshir, que corresponde al 15 de febrero del calendario gregoriano.

Ese es el día en el que el califato hizo público el vídeo de su asesinato. Y coincide en el calendario litúrgico copto con la fiesta de la presentación de Jesús en el templo.

En el vídeo todos pudieron ver que en el momento de la decapitación algunos de ellos invocaban en árabe el nombre de Jesús y susurraban oraciones. De quien se percibieron más claramente las palabras fue de Milad Saber, hijo de campesinos de una aldea del Egipto Medio. Milad era célibe, mientras que la mayoría de sus compañeros estaban casados, con uno o más hijos pequeños. Quince procedían de Al-Our y seis de otras cinco aldeas de la misma zona, en los alrededores de la ciudad de Samalut. Más de ochenta de sus compañeros siguen aún en Libia, procedentes de estas mismas aldeas.

Es una región con una gran presencia de cristianos y con una iglesia muy antigua, situada en un cerro sobre el Nilo, que es meta de peregrinaciones: la tradición narra que María, José y Jesús se detuvieron en ese lugar durante su huída a Egipto.

Y es también una región, cuya capital es Minya, en la que a menudo los coptos han sido objeto, también recientemente, de hostilidades y agresiones a manos de los musulmanes, con poca o ninguna defensa por parte de las fuerzas de seguridad.

Pero muchas cosas han cambiado en los días de su martirio. El primer ministro egipcio, junto a otros seis ministros, ha visitado una por una las casas en las que viven los padres, las esposas y los hijos de los asesinados y ha dicho sentirse «orgulloso de que Egipto tenga estos mártires en el paraíso". A los cristianos les ha asegurado: «Todos vosotros sois un gran valor para la nación. Estamos dispuestos a sacrificarnos por todos los hijos de Egipto". Ha anunciado que hará construir una iglesia en memoria de los mártires en la aldea de Al-Our, a expensas del Estado.

El presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi no ha sido menos. Ha anunciado la construcción de una iglesia en honor de los mártires precisamente en Minya, la capital del Egipto Medio en la que numerosas iglesias coptas llevan aún los signos de los últimos ataques llevados a cabo por musulmanes fanáticos.

Pero esta es sólo la última de las sorpresas que dado el general al Sisi, en el poder tras haber derrocado el régimen de los Hermanos Musulmanes, éste sí gran perseguidor de los coptos.

Al Sisi no es expresión de esa "laicidad" militar representada por los precedentes "rais" de Egipto, desde Nasser a Sadat y a Mubarak.

También él procede de los altos cuadros militares. Pero siempre ha sido, y aún lo es, un musulmán ferviente y precisamente por esto - parece - fue situado a la cabeza del ejército durante la efímera presidencia de Mohammed Morsi, precisamente por esos Hermanos Musulmanes que ahora él tiene bajo control.

Conoce de memoria el Corán y lo cita en cada uno de sus discursos, reza, ayuna en los tiempos establecidos, su esposa lleva velo y su hija el nicab integral.

Pero es también el estudiante modelo que en 2006, en los Estados Unidos, en el US Army War College de Pennsylvania, escribió una tesis doctoral sobre democracia y mundo islámico, que considera compatibles.

"Íbamos a la misma mezquita y era el más informado de todos sobre la historia islámica", ha relatado a Giulio Meotti del "Foglio" Sherifa Zuhur, que fue una de sus docentes estadounidenses. "Al Sisi se opone al extremismo islámico no sólo porque éste hace frente a Occidente, sino también porque ha dividido a los musulmanes, causando un gran daño a su capacidad de reinterpretar la fe en línea con los principios humanitarios modernos. Y en lugar de llevar al desarrollo de la región árabe, ha llevado a su disgregación".

Efectivamente, contra al Sisi, pragmático y pío, ya se ha desencadenado la fatwa de quien lo quiere muerto después del histórico y explosivo discurso que pronunció a finales de diciembre en la gran universidad islámica de al Azhar, como también después de su participación en la misa de Navidad en la catedral copta del Cairo, un gesto que no tiene precedentes.

Una "revolución en el islam": así ha definido estos actos suyos el islamista Samir Khalil Samir, egipcio, jesuita, docente en la Université Saint-Joseph de Beirut y en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islamística de Roma.

He aquí los nombres de los veintiún mártires coptos asesinados en Libia por los verdugos del califato:

Milad Saber Mounir Adly Saad, célibe, de la aldea de Menbal;
Sameh Salah Farouq, casado, un hijo, de la aldea de Manqarius;
Ezzat Boshra Nassif, casado, con un hijo de cuatro años, de la aldea de Dafash;
Mina Shehata Awad, de la aldea de Al-Farouqeyya;
Louqa Nagati Anis Abdou, veintisiete años, casado, con un hijo de diez meses;
Essam Baddar Samir Ishaq, célibe, ambos de la aldea de al-Gabaly.

De la aldea de Al-Our:

Hany Abdal-Massih Salib, casado, con tres hijas y un hijo;
Guergues Milad Sanyut, célibe;
Tawadraus Youssef Tawadraus, casado, con tres hijos de los siete a los trece años;
Kyrillos Boschra Fawzy, célibe;
Magued Soliman Shehata, casado, dos hijas y un hijo;
Mina Fayez Aziz, célibe;
Samouïl Alham Wilson, casado, con tres hijos de seis, cuatro y dos años;
Bishoï Stephanos Kamel, célibe;
Samouïl Stephanos Kamel, hermano de Bishoi, célibe;
Malak Abram Sanyut, casado, tres niños;
Milad Makin Zaky, casado, una hija;
Abanub Ayyad Ateyya Shehata, célibe;
Guergues Samir Megally Zakher, célibe;
Youssef Shukry Younan, célibe;
Malak Farag Ibrahim, casado, una niña.

Naturalmente, estos no son los únicos cristianos que han caído víctimas del odio que tantos musulmanes nutren hacia los "apóstatas" del verdadero islam, que hacen coincidir con el que ellos profesan.

Los últimos de la serie son los cristianos armenios, los siríacos y sobre todo los asirios de treinta y cinco aldeas en el extremo noreste de Siria, a lo largo del río Khabur, ocupadas en los días pasados por el ejército del califato.

Han sido decenas los asesinados, centenares los secuestrados, miles los que han huido abandonando todo.

Lo irónico es que los abuelos de estos cristianos se habían refugiado allí en los años treinta del siglo pasado para huir de las masacres de las que eran víctimas en el recién creado Iraq.

"Abandonados por todos, este es su sentimiento", ha dicho el nuncio vaticano en Damasco, el arzobispo Mario Zenari.

Efectivamente, los hombres de estas comunidades cristianas no tienen armas, no tienen ni kurdos, ni suníes, ni chiíes que les defiendan, no tienen ningún apoyo de la coalición internacional anti-califato. Son de verdad los últimos de los últimos, con el único consuelo de los cristianos de otros países - por ejemplo, a través de Ayuda a la Iglesia que Sufre - que les ofrecen algo de auxilio en los lugares donde encuentran refugio.


Fuente: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1351000?sp=y



lunes, 2 de marzo de 2015

El Cardenal Reinhard Marx, ¿discípulo de Karl Marx?


El cardenal Marx dice que la Iglesia en Alemania no es una filial de Roma y el Sínodo no puede decirles lo que tienen que hacer


El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cardenal y arzobispo de Munich, S.E.R Reinhard Marx, ha declarado que «no somos una filial de Roma. Cada conferencia episcopal es responsable del cuidado pastoral en su cultura y debemos, como nuestra tarea más propia, anunciar el evangelio por nuestra cuenta». En cuanto a la pastoral, el cardenal dice que «el Sínodo no puede prescribir en detalle lo que vamos a hacer en Alemania».

26/02/15 (Il Foglio/Cathcon/InfoCatólica)

En declaraciones a la prensa, el cardenal da por hecho que al sínodo le seguirá una comisión que analizará los temas más relevantes ya que, según su parecer las polémicas teológicas sobre el matrimonio, la familia y la moral sexual no podrán ser solucionadas en tres semanas.


El Sínodo, indica, debe encontrar un texto base que «conduciría a un mayor progreso» en la discusión. También debe buscarse una posición común sobre cuestiones fundamentales.


En cuanto a la doctrina, el cardenal dice que se debe estar en comunión con la Iglesia, pero en cuestiones individuales de atención pastoral, «el Sínodo no puede prescribir en detalle de lo que tenemos que hacer en Alemania». Por lo tanto, ha añadido, los obispos alemanes tienen la intención de publicar su propia carta pastoral sobre el matrimonio y la familia después del Sínodo.

El oficio de los obispos, dice, no es esperar a recibir permiso. «No somos sólo una filial de Roma. Cada Conferencia Episcopal es responsable de la pastoral en su cultura, y tiene como deber anunciar el Evangelio. No podemos esperar hasta que un sínodo establezca algo, como hemos hecho aquí, para abordar la pastoral familiar»

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=23370&utm_medium=email&utm_source=boletin&utm_campaign=bltn150227



Resumen de lo dicho por el cardenal Marx: "Haremos lo que nos dé la gana"



Luis Fernando Pérez Bustamante, el 26.02.15



¿Qué se pensaban ustedes? ¿Que los que quieren torcer el brazo de la Iglesia en la cuestión de los divorciados vueltos a casar y la homosexualidad tienen intención de aceptar lo que diga Roma y un sínodo general si no se les da la razón?


Pues no. Ni lo hicieron hace décadas, tras la exhortación apostólica post-sinodal Familaris Consortio ni tienen la voluntad de hacerlo ahora si, como parece que empiezan a sospechar, multitud de obispos, arzobispos y cardenales se plantan y deciden defender la fe católica de quienes están dispuestos incluso a traicionar las enseñanzas de Cristo sobre el matrimonio y el adulterio.

El argumento del cardenal Marx es que las conferencias episcopales no son filales de Roma. Y tiene razón. Pero más razón hay en decir que los obispos no son funcionarios de las conferencias episcopales. Es decir, la Iglesia ha sobrevivido durante siglos sin conferencias episcopales. Pero no sobreviría sin obispos -salvo casos extremos como ocurrió en Japón-. Algún obispo alemán puede decidir que en su diócesis sí se va a respetar la fe de la Iglesia.

Y más cierto es que la Iglesia Católica no es como la comunión anglicana, en la que se da la circunstancia de que en un país se actúa de una manera y en otro de la contraria. Incluso entre diócesis vecinas, puede que unos celebren “bodas” gays y otros no admitan ni siquiera tener “sacerdotistas".

Más peculiar es el anuncio del cardenal Marx de la publicación de un carta pastoral de los obispos alemanes tras el sínodo. ¿Se le ha olvidado que la exhortación post-sinodal es cosa del Papa? ¿Es que no van a esperar a que el Papa diga lo que tenga a bien decir?

Y además, ¿cómo es eso de que un sínodo de toda la Iglesia no le puede decir a los obispos alemanes lo que tienen que hacer? ¿es que ellos están por encima del Sínodo? ¿están por encima del Papa? Si lo que la Iglesia en Alemania, al menos sus obispos, pretende hacer es ir por libre, sin esperar al Papa y sin hacer caso al sínodo, ¿se le puede llamar a eso Iglesia Católica?


Las declaraciones del cardenal Marx muestran que no tienen nada claro que sus tesis vayan a imponerse en el Sínodo. Más bien al contrario. Y se pone la venda antes de la herida. Pretende que se puede ser fiel en la doctrina y luego ir por libre en la pastoral. Pero resulta que el cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramento, ha dicho que esa teoría es ni más ni menos que herética. Así de claro lo dice«La idea de colocar el Magisterio en un joyero, separándolo de la práctica pastoral, que puede cambiar según las circunstancias, las modas y las pasiones, es una forma de herejía, una patología esquizofrénica peligrosa. Por eso digo solemnemente que la Iglesia africana se opondrá firmemente a cualquier rebelión contra la enseñanza de Jesús y el Magisterio».


Por mucho que se empeñe el cardenal Marx, no hay contexto cultural que permita llevar a cabo una pastoral que pisotea las enseñanzas de Cristo y de la Iglesia. Y si no lo entiende, se parecerá a otro alemán que también quiso ir por libre.

http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1502260727-resumen-de-lo-dicho-por-el-ca


¡ Viva Cristo Rey!