El analista político Rodrigo Iván Cortés Jiménez, en reciente artículo señala que México: (pasa) del “cisne negro” a la “tormenta perfecta”, es decir que <<pasa por un fenómeno muy curioso, que es el del “cisne negro”. Entiéndase por fenómeno del “cisne negro” una acumulación de hechos, aparentemente fortuitos, que cambian la circunstancia, que cambian la correlación y cambian el escenario completo.
Definitivamente, en términos de narrativa –así es, la narrativa del gobierno federal, la narrativa del Presidente de la República–, era una donde México ya no tenía problema. Osorio Chong se encargaba de decir en todos los estados que la reducción de los homicidios hacía que este país estuviera en otra etapa, en una etapa de reformas estructurales que iban a darle a México un crecimiento económico fulgurante y que hacían el “Mexican moment”, el “saving Mexico” de la revista Time. Y ¿qué es lo que pasó?
Estos hechos, como el de Ayotzinapa, Tlatlaya, y todos los que se han venido juntando, como los del problema con el Politécnico Nacional, y una serie de fosas que es interminable contar, así como interminables los cadáveres. Problema tras problema: La “casa blanca”, la otra casa, las licitaciones que son “ilicitaciones”, que se suben, que se caen… Eso nos lleva a un contexto de “tormenta perfecta”. La “tormenta perfecta”, esto es, cuando se juntan varios factores y hacen que la situación sea muy peliaguda, muy complicada.>>
Además de la inestabilidad política, se dejan sentir el aumento de la criminalidad, se vislumbra una inestabilidad económica a mediano plazo y lo peor la destrucción lenta pero efectiva de la familia y su sustitución por la "ideología de género".
Rebasados y desacreditados los partidos, no se vislumbran en el horizonte los líderes que necesita el país para salir adelante.
Ante este sombrío panorama la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha emitido el siguiente comunicado:
“Nuestro país está en crisis. Eso nos duele y nos afecta a todos. La inequidad, la injusticia, la corrupción, la impunidad, las complicidades y la indiferencia nos han sumido en la violencia, el temor y la desesperación”, advirtieron los Obispos de México a través de un mensaje.
Subrayaron que ante esta dolorosa realidad, “muchísimos mexicanos nos hemos manifestado de distintas maneras para demandar justicia y paz”.
La CEM precisó que conscientes de este deseo de participar y sabiendo que todos somos parte de la solución para construir una nación en la que se valore la vida, dignidad y derechos de cada persona, los Obispos de México proponen cuatro puntos fundamentales:
1. Que del 30 de noviembre, Primer Domingo de Adviento, al 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, nos unamos en un “docenario” (doce días) de oración por la paz, convencidos de que para Dios “nada es imposible” (cfr. Lc 1,37).
2. Que el 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, unidos al Papa Francisco, pidamos la intercesión de la Madre de Dios por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte, y para que todos pongamos lo mejor de nosotros mismos para hacer posible la paz.
3. Que ese mismo día, 12 de diciembre, conscientes de que La Guadalupana camina con nosotros diciéndonos como a san Juan Diego: “No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”, nos consagremos a Ella, a nivel personal, familiar o comunitario, ofreciéndole orar a su Hijo Jesús por la paz de manera permanente.
4. Que con la ayuda divina, nos comprometamos a ser constructores de paz. Esa paz que se funda en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, como enseñaba san Juan XXIII. ¡Sumémonos a los esfuerzos para atender a las víctimas de la violencia! ¡Participemos en los procesos de justicia, reconciliación y búsqueda de paz! ¡Privilegiemos el diálogo constructivo! ¡Trabajemos juntos en favor de un auténtico Estado de Derecho! ¡Formémonos en valores! ¡Ayudemos a los más vulnerables! ¡Reconstruyamos el tejido social!
Por tal motivo, compartieron la oración del docenario, a fin de que los fieles la recen y compartan con fervor:
Oración por la Paz:
Señor Jesús, tu eres nuestra paz,
mira nuestra Patria dañada por la violencia
y dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren.
Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan
que somos hermanos
y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión.
Protege a las familias,
a nuestros niños, adolescentes y jóvenes,
a nuestros pueblos y comunidades.
Que como discípulos misioneros tuyos,
ciudadanos responsables,
sepamos ser promotores de justicia y de paz,
para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
Amén.
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